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Incertidumbres y desigualdades en el futuro de Guanacaste, Costa Rica


Incertidumbres y desigualdades en el futuro de Guanacaste, Costa Rica

 


Paneles solares en el Proyecto energético de Coopeguanacaste (Belén de Carrillo)
Fuente: Fotografía del autor

Keyner Alonso Marchena Villarreal
Administrador con énfasis en Gestión financiera
Estudiante, Maestría en Desarrollo Rural
Universidad Nacional, Costa Rica
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Número 4
Publicado: 13 de octubre de 2021


Guanacaste es una de las siete provincias que tiene Costa Rica. Se encuentra hacia el Pacífico, en el norte del país, y está compuesta por once cantones. En su mayoría, está caracterizada por ser una zona seca, con un gran sector de pueblos rurales, donde las actividades agropecuarias, turísticas y pesqueras son las que predominan. Hay elevados índices de pobreza y desempleo, dado que son pocas las oportunidades de crecimiento en las áreas de servicios, comercial y de manufactura. Entre sus tres cantones más desarrollados podrían mencionarse a Liberia, la capital de la provincia, así como Nicoya y Santa Cruz.
A partir de un ejercicio de prospectiva, podemos plantearnos ¿cuáles son algunos de los aspectos más importantes que cambiarán en el futuro para esta provincia?, y, ¿qué escenarios se podrían presentar en esta región en unos 40 o 50 años. En el caso de la infraestructura, y tomando en cuenta que la población está en constante crecimiento, se puede decir que, de la misma forma, la cantidad de casas habitacionales aumentarán, al igual que los locales comerciales, restaurantes, supermercados y demás infraestructura, debido a la necesidad que tendrían los pobladores al acceso de servicios y comercios.

Un efecto interesante que puede ocurrir es que las personas que viven aún en los centros de las ciudades cantonales, migrarán a las zonas periféricas del mismo cantón, en busca de la tranquilidad que no ofrece la urbe. Es por ello que las personas van a preferir la ruralidad donde haya más naturaleza, aire libre y libertad para que los niños jueguen. Además, que haya menos exposición a peligros como la delincuencia. De esta manera, las zonas rurales o campo también van a crecer, habrá más casas de habitación y comercios en los pequeños pueblos.

El crecimiento en la población y en la infraestructura causará un evidente impacto ambiental. Es un hecho que, al haber mayor cantidad de personas, se generará un aumento en la cantidad de desechos. Todos estos residuos sumarán contaminación a la ya existente en bosques, ríos, océanos y aire. Este problema se agregará a los efectos que ya entonces tendrá el calentamiento global y el cambio climático, los cuales en Guanacaste se traducen en sequías intensas durante el verano, que afectan los sembradíos y animales de producción pecuaria como el vacuno. También las inundaciones serán más desastrosas en el invierno, generando afectación en las comunidades vulnerables del cantón al desbordarse los ríos y quebradas.

En la actualidad, se están haciendo esfuerzos por desarrollar y fomentar el uso de las energías limpias sin necesidad de depender tanto de los combustibles fósiles. Lo anterior podría contribuir, en cierta medida, en la reducción de agentes contaminantes. Guanacaste ha sido una provincia pionera en la implementación de este tipo de energías. Por ejemplo, están las torres eólicas en la zona de Tilarán, Bagaces y Santa Cruz, energía geotérmica en Liberia y Bagaces, así como energía solar en Cañas y Belén de Carrillo, entre otros.

Tomando como base estos ejemplos, se puede afirmar que la migración del uso de hidrocarburos como energía hacia las energías limpias será una realidad en unos 50 años. Pero, surge una interrogante acerca del impacto de dichas energías. Para ello, resulta necesario mencionar que ninguna solución puede considerarse perfecta. Las energías fabricadas de manera hidráulica ocasionan una trasformación en el paisaje muchas veces poco agradable. Por ejemplo, las torres eólicas se asocian con la contaminación visual que impregnan en los campos naturales, además, las represas generan cambios en el ecosistema donde se encuentran ubicadas.

Guanacaste es una zona muy vulnerable a la sequía. El cambio climático apunta a que esta condición aumentará y los problemas de acceso al agua potable también crecerán, lo que traerá consecuencias para los pobladores, los animales domésticos y los cultivos. En 50 años, la proyección es que proyectos como el que desarrolla el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (SENARA), llamado “Paacume”, se encuentren en pleno funcionamiento, suministrando suficiente agua a los cantones donde hay mayor escasez. Además, si bien es cierto que actualmente en el mundo hay equipos para la desalinización del agua de mar para consumo humano, en Costa Rica esta alternativa aún no se ha desarrollado. Por lo tanto, en el futuro resultará obligatorio que este tipo de iniciativas se pongan en marcha, sobre todo para abastecer del líquido a los pueblos y comercios costeros. Resulta importante indicar que el gobierno debe realizar esfuerzos para que la purificación de agua salada sea una realidad, dado que muchas veces la burocracia o la indiferencia de los altos mandos inhiben los avances en materia ambiental.

La pobreza y el empleo están estrechamente ligados, dependen uno del otro. Pero ¿cómo será su proyección en un futuro? Los avances en las tecnologías y equipos van a permitir que los trabajos agrícolas, de manufactura y transporte, sean más eficientes y productivos. Los tiempos de fabricación serán menores, los registros digitales serán más exactos y tendrán facilidad de almacenaje o procesamiento. Ante esto, algunas empresas optarán por sustituir la mano de obra humana por la artificial. Por ejemplo, en el sector agrícola, específicamente en cuanto a la zafra de caña, en la que actualmente se utiliza mucha mano de obra, ésta podría ser sustituida por máquinas industriales especiales para la corta y selección de caña.

Otro ejemplo sería las fincas meloneras. Se van a desarrollar equipos mecánicos y tecnológicos que podrán cosechar el melón sin necesidad de requerir tanto de personas. Claro está que las maquinarias van a requerir de personas para ser operadas, pero, en general, el número de peones se reducirá. En este sentido, las fuentes de empleo se van a minimizar: un servicio de “chapea” que antes los hacían 10 peones con machete, hoy en día es realizado por 3 personas con “motoguadañas”, y en un futuro, no muy lejano, el mismo trabajo será realizado por un solo individuo con equipo especializado. Y no hay que ir muy lejos: las casas con grandes lotes o canchas de fútbol desde hace muchos años son mantenidos mediante cortadoras de césped.

Es necesario mencionar que las mejores oportunidades de empleo las tendrán aquellos que se acoplen al uso de tecnologías y equipo para las labores. Es ahí donde las capacitaciones y la innovación juegan un papel fundamental. La capacidad de adaptarse a los cambios, esa habilidad que se pueda desarrollar para entender las nuevas tecnologías, será una herramienta esencial para que las personas puedan sobrevivir en un futuro donde el mundo está en constante cambio. Un mundo en el que las proyecciones indican que, mediante tecnologías más avanzadas que la 5G, existirá una conexión digital entre casi todos los aparatos electrónicos.

Tomando en cuenta lo anterior, resulta necesario comentar que hay un panorama que definitivamente será una realidad y es el aumento de la pobreza, la desigualdad y crecimiento de brechas entre sectores. La corrupción, la disminución de las fuentes de empleo, la desigualdad y el apropiamiento de las tierras de los agricultores y pueblos originarios son algunos de los factores que provocaran que muchas personas vean reducidos sus fuentes de ingresos económicos.

Si bien es cierto que se ocurrirán avances tecnológicos y de producción, los mismos no serán suficientes para bajar los índices de pobreza, desigualdad y desempleo. Además, los efectos nocivos en el ambiente no disminuirán según lo proyectado. Tal y como se mencionó antes, las máquinas sustituirán la mano de obra humana, por ende, el desempleo y pobreza crecerán porque las fuentes de trabajo serán más bajas y los ingresos económicos de las familias se verán reducidos. En temas de desigualdad, aquellos que sean afortunados de acoplarse al cambio tecnológico serán los que mayores oportunidades de desarrollo tendrán. En otras palabras, no es una cuestión únicamente de aprovechar la oportunidad de la tecnología y salir de un entorno de pobreza, es también de reconocer que se agrandarán las brechas entre clases sociales.

Algunas de las actividades que se desarrollan en el presente en Guanacaste son agropecuarias, pesqueras y de turismo. Estas actividades perderán fuerza en el futuro como fuente económica para los pobladores, lo que además estará vinculado con la pérdida de identidad, cultura y costumbres. Es así como las nuevas generaciones preferirán aquellas actividades que estén ligadas al ámbito tecnológico, asumiéndolas como el ideal para poder crecer o desarrollarse. Pero, entonces, surge la pregunta: ¿será que realmente es el ideal de desarrollo o se está perdiendo la oportunidad de lograr producir por cuenta propia lo que se consume y comercializa de los recursos naturales?

Bien lo decía Emilio Vargas en su libro “Pueblos indígenas contemporáneos en Costa Rica: Construyendo sus derechos (2020)”: “la visión indígena señala que el avance de los mercados y el desarrollo significa acoso, intrusión, y amenaza permanente sobre la Madre Tierra, sobre sus culturas y sobre su sentido de comunidad”. Es importante analizar prospectivamente el concepto de “desarrollo ideal” para los pueblos originarios de Guanacaste, tanto como para la población en general. No es lo mismo creer que el “futuro perfecto” debe ser aquel que implica la dependencia de las tecnologías como medio de desarrollo, a concluir que el avance social, económico y ambiental deben ser los elementos motivadores para alcanzar un crecimiento sustentable y beneficioso.

El ambiente será impactado debido a que la conducta de la mayoría de los seres humanos está ligada al consumismo. Aquello que hoy afecta al medio ambiente en un futuro será sustituido por otra cosa o material. Por ejemplo, esto es evidente en el caso de los teléfonos celulares: dichos artefactos están diseñados para que su vida útil se empiece a reducir en dos años, lo que obliga a las personas a adquirir uno adaptado a las nuevas exigencias. A este efecto se le puede llamar como "la manipulación de la moda".

La proyección de Guanacaste, 50 años en el futuro, deja bajo incertidumbre si el crecimiento poblacional y tecnológico traerá consigo beneficios económicos para las personas, así como la reducción de los efectos contaminantes para el ambiente. Lo que sí es claro es que el ser humano es un promotor por naturaleza del consumismo y que ello se traduce en un mayor fomento de artefactos o residuos. A todo esto debe agregarse el aumento de la desigualdad y pobreza: no todas las personas tendrán las mismas oportunidades de desarrollo en el futuro.


Referencias bibliográficas

Vargas Mena, Emilio, Pueblos indígenas contemporáneos en Costa Rica: Construyendo sus derechos. Heredia, Costa Rica: Escuela de Historia. Universidad Nacional, 2020. Recuperado de https://simplefit.fit/revista/3

Acerca de

La Maestría en Desarrollo Rural es un programa académico de posgrado conducente al título de Magister Scientiae en Desarrollo Rural. Desde mediados de la década de los 70 se planteó realizar un posgrado en extensión y desarrollo rural, iniciativa que se retomó posteriormente con base en importantes experiencias de varias unidades académicas, acumuladas desde la fundación de la UNA en 1973.

El programa evolucionó para entender las necesidades de estudiantes que se encuentran trabajando en diferentes regiones rurales de América Latina y que no pueden desplazarse a centros urbanos o a Costa Rica. Los cursos y actividades académicas se administran desde plataformas ubicadas en Texas, Estados Unidos, lejos de condiciones climáticas adversas, con el fin de garantizar conexión permanente a los diferentes usuarios en América 24/7.

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